Cosmeticos Gourmet
Provoca comerselo!
Por este motivo, advertir
de "prohibido comer" es uno de los principales retos que afrontan estas
marcas para las que el continente es tan importante como el contenido.
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Salvado este 'problema', los motivos de cada firma para apostar por el diseño comestible son múltiples y variados, pero el punto en común es sencillo: atraer la atención del consumidor.
Inspiración comestible
Para la firma británica Lush,
su inspiración nace de las fruterías, queserías, pescaderías y
pastelerías y de este modo lo que pretenden es proporcionar al cliente
los productos cosméticos más frescos de la misma manera que hacen estos
negocios de alimentación.
"Diseñamos nuestras tiendas de esta forma, con bombas y burbujas de baño apiladas como si fueran frutas frescas;
el jabón lo vendemos al peso, lo exponemos en bloques que recuerdan a
grandes quesos y lo envolvemos en papel antigrasa; las mascarillas
frescas llevan su fecha de caducidad y se colocan encima de hielo picado
en neveras que nos recuerdan a las pescaderías", apuntan desde esta
firma.
De este modo, no sólo el envase es importante, sino que hacen de los cosméticos algo natural y evitan el uso de conservantes sintéticos para que cada producto goce de una "altísima calidad y sea lo más orgánico posible".
"Queremos animar a los
clientes a comprar sus productos cosméticos de la misma forma que
compran sus alimentos frescos, así que en ese sentido sí que nos aporta
valor", han destacado responsables de Lush.
Asia, donde empezó todo
Los versátiles y originales diseños de envases nunca van reñidos con la calidad del contenido ni
tampoco presentarán complicaciones de uso para el cliente. Se trata de
botes de sencilla apertura y uso, pese a su excéntrico diseño.
Que una crema de cuerpo
esté dentro de una lata de leche o que un cacao de labios sea un dulce
helado, se ha convertido en ese plus que muchas marcas intentan buscar.
Y si hay marcas que llevan el diseño por bandera, éstas se encuentran en Asia, sobre todo en Corea del Sur, donde los cosméticos más llamativos son los reyes de los comercios de belleza.
Aquí comenzó esta fiebre por el diseño en cosmética
y es donde las mujeres son más fanáticas tanto por la cosmética como
por el tipo de envase. Tal es el caso de la marca surcoreana Tony Moly, en
la que un aceite corporal con estracto de huevo se convierte en un
precioso huevo con un pollito a punto de salir. O el de una crema
"peeling" escondida en un envase con forma de lustrosa manzana verde.
Por su parte, para la firma surcoreana Estude House, creada en 1995, el color rosa y modernos vídeos son los principales reclamos para llamar la atención sobre sus productos.
Tiernos búhos amarillos,
azules y rosas son portadores de cremas de manos, y engalanadas barras
de labios con lazos rojos a modo de regalo hacen las delicias de las
mujeres asiáticas.
Con formato de lechera de cristal y desde Francia, la firma Blancreme también
apuesta por un "packaging comestible" y ofrece aceites con efecto de
calor y relajante que más de una mujer dudará si meter en el frigorífico
o dejarlos en el baño.
El diseño, la gran baza
Con la rapidez que avanzan las investigaciones en materia de belleza, las firmas han visto que al mismo ritmo tiene que avanzar el diseño.
Por este motivo, firmas
como Lush, cuando inventan productos, también intentan crearlos en un
formato "sólido" para eliminar la necesidad de utilizar conservante y
embalajes, lo que al final hace que influya en el aspecto. Es decir, que el propio producto se convierte en contenido y continente, sin necesidad de que lo envuelva nada.
Y esto hace también que,
dependiendo de la ocasión, los productos tomen formas diferentes: por
ejemplo, corazones en San Valentín o árboles y estrellas en Navidad.
"Para crear la imagen tenemos en cuenta si es para una edición especial, tipo San Valentín, y por eso nuestros productos son muy coloridos e invitan a que se les toque y se pruebe", destacan desde Lush.
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